martes, 11 de mayo de 2010

Usted es responsable de nuestra nutrición...

Han aparecido carteles relativos a la problemática alimentaria estudiantil -algunos firmados por el Grupo Estudiantil Comunista Revolucionario, y otros no- desde hace algunos días en nuestra Facultad.

Algunos de los carteles hacen públicas las siguientes tarifas de consumo:

Comer en la cafetería FFyL 40 pesos
Comer en el comedor vegetariano 20 pesos (mas cargo de tifoidea)
Comer con los vendedores ambulantes 15 pesos (si te va bien)
Comer tacos de canasta 12 pesos (con ardor de panza, pero vale la pena)

Y sobre esas cifras alimentarse una semana en la FFyL considerando una sola comida al día podría costar entre 60 y 200 pesos, lo que resulta incosteable para muchos, inadmisible para para varios. El cartel remite a una propuesta de comedor que puede consultarse aquí, y presuntamente ha llegado a manos de la Directora de la Facultad, Gloria Villegas.
La propuesta está desarrollada en términos respetuosos y con datos razonables... La parte competente habrá de contestar la misiva con oportunidad; es posible que existan razones para que la cafetería de la universidad pública que se ve en aprietos de presupuesto esté consecionada y no sea un comedor subsidiado como el proyectado en el oficio, pero dejemos que cada parte responde por lo que le toca.


La alimentación podría consumir mucho del poco capital del estudiante, -incluso en el comedor de las características proyectadas ($14.36, $17.23 y $14.36 pesos)- las 15 comidas semanales (tres por día como se postula) rebasarían los 200 pesos semanales... De modo que comer cinco días en la FFyL no es cosa sencilla,  pues incluso en el escenario del comedor subsidiado hay que tener solvencia... 

No obstante, no todo está perdido para el universitario... Puedo decir sin temor a equivocarme que el periodo de ingreso a la Universidad marca una importante diferencia en la formación del carácter para muchos universitarios. El universitario novato es responsable -por primera vez en muchas ocasiones- de cómo distribuye su tiempo, de qué clases toma, de qué tan celoso es respecto a su tiempo en las aulas, qué tanto tiempo dedica a cultivar su vida social, respecto a qué cosas lee, qué cosas no, las sustancias que ingiere, a quiénes les cree lo que dicen, etc... Hay un proceso de madurez y responsabilidad implícito en hacerse universitario... Se me ocurre que el universitario puede ser responsable también de lo que come: ¿Por qué no resolver uno mismo lo que las autoridades no pueden?

Según los datos,  incluso con el comedor subsidiado resolver tres comidas científicamente confeccionadas, política y socialmente correctas, y presuntamente además de buen sabor en la FFyL podría costar aproximadamente 47 pesos diarios.
Una lata de atún puede costar menos de diez pesos, incluso pueden conseguir salmón (porque tiene omega 3 para los intelectuales) por quince pesos, un paquete de pasta puede conseguirse por cinco pesos, rinde tres porciones decentes, se pueden comprar kilos de fruta de temporada por menos de quince pesos el kilo, y ni hablamos de comprar arroz o frijoles... De preparar nuestros alimentos el fin de semana, esos dos días en que la Directora no nos obliga a asistir a la Facultad, podríamos sin lugar a dudas comer con la mitad del presupuesto proyectado, es decir con al rededor de 125 pesos..
Y ya poniéndonos locos, ¿se imaginan si dejáramos de fumar y restringiéramos un poco más nuestro consumo de alcohol? Según las consignas la única prioridad en la vida del estudiante son estar en la Facultad y aprender... Por eso digo semejantes loqueras, no por otra cosa.

Adicionalmente, la comida casera sería la herramienta ideal para boicotear los establecimientos de lucro indecente que tienen por blanco el bolsillo del incauto estudiante... ¿Harán falta más razones para pensar que podemos manejar nuestra alimentación como nuestra responsabilidad?
Por último, no discrepo una de las consignas de los Comunistas Revolucionadios: "Necesitamos comer para aprender" ni duda cabe de eso.
El único punto donde veo que esta propuesta flaquea -les confieso- es que temo que ahora demanden que Gloria Villegas vaya a sus casas a prepararles el almuerzo de la semana.

16 comentarios:

  1. Lo que sea ¡pero que nadie toque la propiedad privada!, discuplen señores de la cafetería por sugerir que podrían considerar lucrar menos en beneficio de unos estudiantes para los cuales la universidad existe. No se preocupen, yo voy a dedicar los fines de semana, que son los únicos días que medio tengo para mis ratos de expansión, en ir a la Central de Abastos a hacerle su trabajo a las autoridades. Que a nadie se la vaya a ocurrir que los estudiantes tengamos un poco de tiempo libre, y quizá algo de dinero en los bolsillos, para comer con nuestros colegas en una cafetería y de paso discutir sobre a gusto sobre nuestras clases y trabajos. Eso no, esos privilegios para quienes puedan pagárselos, los demás que se las arreglen con su pobreza, que aprendan a administrar su tiempo. Pretensiones burguesas viniendo de un grupo que se dice Comunista. Perdonen señores concesionarios, nadie quizo mermar su lucro.
    Es insultante.
    Salud.

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  2. Ja ja... buen provecho.

    Por supuesto que es responsabilidad de las autoridades alimentarnos, ver por nuestra salud y, si se puede, limpiarnos la colita cuando vayamos a defecar.

    Buen provecho

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  3. Como siempre, y empiezo a pensar que no a propósito, confundes conquista con privilegio, derecho con dádiva. ¿Te crees humanista?, das lástima.

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  4. En lo personal, ahora sí discrepo con la presente entrada. Vaya, no creo tanto en los argumentos que dicen de las distintas partes, pero creo que sí se debería de hacer con los precios. Desconozco en cuestión cómo está el asunto legal, por así llamarle, de la cafetería de la facultad, qué los que se puede hacer y qué no, sin embargo, lo que me queda claro que los precios podrían ser mejores para la comunidad, ¿verdad? Lo digo por aquí se ha debatido en torno a un auditorio y que su recuperación sería para la comunidad, para su beneficio.

    Y lo ideal no es llevarte tu comida, sino exigir que se aborde el problema de la cafetería y se den precios más justos.

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  5. Ya Jefe dirá su punto de vista, pero creo que su intención no es, como piensa algún transtornado, defender la propiedad privada.

    Es cierto, la cafetería es algo cara, pero la verdad es que tampoco es demasiado cara. Lo digo por la cuestión de la "justicia" en los precios. Deberíamos de ver que tanto un precio es justo y cuando es exageradamente alto. No sólo juzgar de acuerdo a nuestra condición económica particular. Sólo hay que ver qué precios se manejan en la calle, en alguna zona que no sea de lujo. Y luego comparar.

    Es importante. Veamos: la universidad después de muchas pugnas es, prácticamente, gratuita. ¿Vamos a exigirle además que expulse a los consesionarios y que lleve a cabo el cargo extra de financiar nuestra nutrición? Creo que allí ya estaríamos exagerando. Supongamos que admitimos que según el artículo 3o de la constitución también la educación superior debe ser gratuita. ¿De dónde sacamos que las instituciones educativas tengan que comprometerse además con la alimentación de los estudiantes?
    En la educación básica es comprensible, tratándose de niños, de menores que requieren tutela en todos los sentidos. Pero aquí estamos hablando de adultos.
    Estoy de acuerdo en que se realize una revisión de precios de acuerdo con lo que se maneja, de manera estándar, en la calle. Con lo que yo no estoy de acuerdo es en exigir a la Universidad que además de darnos la mejor educación universitaria que se puede conseguir en México, gratis, desvié su atención a asuntos que exeden su cometido.

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  6. Yo discrepo con la señorita que en fb ha dicho que confundimos "lo justo y necesario con lo deseable". Hay un truco en esa frase, ¿qué es lo que impide que lo deseable sea también justo?. Ok, muchos también nos hemos visto reducidos a la precariedad mucho tiempo y muchas veces, y eso no es ni justo ni necesario. Abogar por la escasez no sólo me parece un sinsentido, me parece ya enfermizo. ¿Que tienen de buenas la pobreza y la exclusión?, ¿por qué hacer todo lo posible para perpetuarlas cuando es obvio que no son necesarias?

    Y bueno, pues Ivo todavía no sabe que es un Estado y para qué paga impuestos, sigue creyendo que la Universidad es gratuita y que si pusiera una cafetería con precios para estudiantes nos estaría haciendo un favor, dándonos un plus. No Ivo, la Universidad no es gratuita, la pagamos todos, y si NUESTRA riqueza es inequitativamente distribuida en su interior hay que cambiar esa situación.

    Y otra cosa, esto de la cafetería no tiene un carajo que ver con el Che, son ustedes, otra vez, muy coherentes.
    Salud.

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  7. Habría que advertir, estimados lectores, un detalle que el intelecto más chato, ávido por alegar y echar pestes soslayaría: Este foro, como su descripción señala, fue creado con la idea de atender otros asuntos en torno a nuestra Universidad.
    Por otra parte, no sería del todo acertado decir que la polémica en torno a la alimentación en la FFyL es ajena al tema del Auditorio Justo Sierra, pues sus habitantes se jactan de nutrir a la comunidad estudiantil a precios populares.
    No se trata en la entrada nunca de defender la iniciativa privada, ni de los empresarios de la cafetería, que algo pagarán a la FFyL -como dije, eso que lo esclarezca quien es responsable-, ni mucho menos la de los empresarios del Auditorio Justo Sierra.
    La sugerencia "trae tu propia comida" sirve para boicotear a los dos: Hacemos que deje de ser negocio nuestra alimentación. Además de más económico es más saludable (Salvo claro, que las condiciones de la casa de algunas personas no lo permitan).
    Por otra parte, es cierto que sería muy deseable que los precios de la cafetería fueran más accesibles, y en ese sentido me parece de lo más pertinente la propuesta que referí en el vínculo de "el aeropuerto de filos", pues en contraste con una rabieta, una propuesta razonada se puede atender, discutir y de ser viable llevarse a cabo.

    Pero bueno... ya pensándolo bien, ¿andar preparando nuestra comida el fin de semana nosotros los Señores Universitarios?... ¿andarnos mezclando con la chusma en el mercado y luego cargar tuppers como unos pobres diablos?, ¡ni que fuéramos albañiles!... He sido un loco que perdió de vista nuestra realidad social.

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  8. Un mecanismo curioso: lo que debería de ser la lucha por conquistas y derechos se convierte mediante no sé qué lógica, en la reivindicación del despojo de los mismos.

    Tú "boicot" no es tal, deja de darte aires de radical que no te quedan porque no sabes ni lo que dices. Un boicot es una medida de presión, no un estado de cosas al que se aspire. Podemos promover que la gente deje de comer en la cafetería con la denuncia abierta de esta y con el exigencia de mantener la medida mientras no se bajen los precios. Pero no mantenernos en el "boicot", de manera permanente, que no sería sino una aprobación pasiva del estado de cosas actual.

    En un sistema capitalista la alimentación de nadie puede nunca dejar de ser negocio. Los alimentos y los insumos para producirlos, y la tierra para producir esos insumos, son todo mercancía. Por muy radical que seas yendo a tu mercadito, estás ejerciendo exactamente la misma operación cuyo núcleo es la explotación y el despojo mediante la extracción de plusvalor, así que no te la jales. La lucha por los derechos de esos "pobres diablos", de esos "albañiles", no pasa nunca por comprar en "sus espacios", sino por la distribución justa de la riqueza que ellos producen y que parte de ella va a la Universidad y llena obcenamente los bolsillos de los funcionarios y del rector. Ese dinero al subcidio y a la reducción de precios. No quieras confundir con tu retórica tan pinche, neta que ofende.

    Tu lógica nos lleva a decir que los que son pobres deben de reivindicar su condición de tales, considerar toda intención de mejorarla como una pretensión burguesa y, peor aún, legitimar a quiénes por medio del despojo sistemático gozan, ahí sí, de lujos, que son tales porque le están vetados a las mayorías.

    La lucha por la reducción de los precios es legítima y es justa; no es un capricho ni una pretensión de lujos. Los que gusten de ser despojados crucen los brazos, dejen sus finales para poder comer al siguiente día: esa es la situación favorita de estos blogeros, la situación de una precariedad absurda en medio de la abundancia, la reivindicación estúpida de la pobreza. La lucha de ellos es por el mantenimiento del estado de cosas desigual, o sea, de la propiedad privada, aunque con justificaciones superficiales y panfletarias digan que no es cierto.
    Salud.

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  9. Voy a exponer un pequeño caso, desde mi pobreza de intelecto y falta de argumentos.
    Para empezar, antes de ingresar en la Universidad, hube de trabajar como profesionista independiente, lo que significa que tuve que pagar impuestos durante el tiempo que ejercí como...lo que sea, no voy a pormenorizar sobre mi vida profesional, que no viene al caso. Una vez ingresé a la Universidad, no sólo me sentí lo bastante agradecida por recibir una educación de primera, sino que hasta me pesaba el hecho de haberme costeado una carrera con $20 pesos-que fue lo que, al momento de inscribirme, llevaba en la bolsa-, con todo y ser más que consciente que con los impuestos que llevaba pagados hasta el momento-no pocos, gracias al régimen impositivo que nos coloca a los profesionistas independientes en posición bastante precaria-quizás me hubiera alcanzado para pagar no sólo mi carrera, sino quizás la de algún otro compañero. Nunca sentí, creí o pensé que fuera obligación de la UNAM darme de comer, aparte de darme una educación. Caramba, para eso comía en mi casa o, ya en los postreros semestres de mi carrera-que, en mi afán de no serle gravosa a la Máxima Casa de Estudios cursé en siete semestres en vez de ocho, apachurrando dos semestres en uno-, llevaba refrigerio de mi casita, para mí y para mi pareja, confeccionado por mí en los momentos que no dedicaba al estudio. No por mujer servil ni atendiente a los modelos hegemónicos establecidos, sino porque, ya que él hacía el quehacer, justo era que yo hiciera la comida para los dos.
    No considero, dentro de mi paupérrimo clasemedierismo, que una de las tareas de la UNAM sea facilitarnos la existencia al grado de darnos todo peladito y en la boca. Enunciaban en unos carteles que vimos el año pasado, que "en la mayoría de las universidades del mundo se proporciona alojamiento y alimentación gratuitos a los estudiantes". Mi pregunta es: ¿en qué universidades se hace tal cosa de gorra, así nomás? Porque los señores que colgaron el cartel no se tomaron la molestia de dar un solo ejemplo, he de decir. Personas muy cercanas a mí, a las que estimo "cantidá", estudiaron en la Unión Soviética, con becas, hace unos cuantos ayeres. Ellos dicen que sí, que la vida al estudiante se le facilitaba inmensamente, sin embargo, el estudiante se encontraba en la obligación de retribuirle al estado soviético la educación que se le daba con lo único con que un estudiante puede y debe retribuir a la institución que le da una educación: estudiando y manteniendo un promedio, tanto para mantener la estancia en el país como para mantener las subvenciones. No sólo al becado le exigían, me comentan, sino a todo aquél que pisaba una institución universitaria.
    Nuestros queridos compañeros que exigen un comedor subvencionado, ¿qué están ofreciendo a cambio? Nada. De eso no se habla. De la responsabilidad del estudiante no se habla nunca, ni se hablará, porque parece que las consciencias revolucionarias le tienen tirria a dicha palabra. Todo se limita a un pedir, exigir, chantajear y demás, pero de ofrecer, jamás. Los índices de titulación son bajísimos, por no decir que la puntitis que aqueja a nuestros académicos los lleva a pasar a cualquier bodrio con tal de hacerse ellos de puntos. Y el estudiante hace más concha cada vez. ¿Qué sigue? ¿Exigir la titulación automática? ¿Estamos dispuestos a ofrecer tiempos de estancia para terminar los créditos más corto? ¿Titulaciones de calidad en menos tiempo? ¿Promedio de permanencia? No, señores, porque eso se traduce en "querer elitizar la educación", cosa que las consciencias revolucionarias, aunque esto sea para bien, no están dispuestas a conceder como algo justo y hasta deseable. Creo que el cuestionamiento aquí debiera de ir en el sentido de ¿qué estamos dispuestos a dar a cambio para que, efectivamente, la educación-y el comedor-sean de calidad? Hasta que esto no se responda, no habremos llegado a ningún lado.

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  10. Es que sigues, Patricia, en la misma lógica, incluso vas más allá: mientras más precario mejor, mientras menos nos "dé" la Universidad, mejor, mientras menores porcentajes de la riqueza social que le dan vida sean invertidos en nosotros, mejor.
    La fórmula que atribuyes a la demanda de los compañeros deforma su realidad. Nadie ha dicho que tiene la Universidad la obligación de alimentarnos. Tiene la obligación de distribuir con justicia los recursos que administra, que no son suyos, en función del mejoramiento de la eduación que se imparte. En un país en el que carestía alimentaria es la regla y no la excepción, donde la riqueza está tan inequitativamente distrubuída, eso pasa, o debería pasar, por garantizar también la posibilidad de una buena alimentación. En países como la entonces Unión Soviética (cómo se te ocurre hablar tan bien de esa cuna de comeniños violamonjas asesinos de la libertad individual y la propiedad privada en este espacio que es nacionalista liberal y católico al mismo tiempo)donde la alimentación se aseguraba con independecia del sistema educativo, pues no era necesario algo como lo que hoy se está pidiendo. Hay que contextualizar Patricia.
    Lo que ofrezcamos o no ofrezcamos a cambio de una eduación que nadie nos regaló es cosa nuestra, y nada más nos faltaba que eso también lo controlaran. O dime tú cuáles van a ser los criterios que evalúen esa "retribución" y quién los va a poner, ¿el CENEVAL?


    No puedo estar de acuerdo contigo. Yo exijo que el Estado cumpla con sus obligaciones de redistribución de la riqueza social. Mi parte, la de la producción de esa riqueza, ya la hice, la hago todos los días.
    Salud.

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  11. Interesante este caso de la alimentación estudiantil en la URSS y en la ex-URSS. En la época que ellos llaman "comunista" (y que pocos -por lo menos entre mis conocidos de aquellas latitudes- recuerdan con excesiva nostalgia -por decir lo menos-) la alimentación de estudiantes y profesores estaba garantizada, efectivamente, a través de comedores universitarios (además, establecimientos semejantes funcionaban en fábricas y oficinas gubernamentales). Después, todo eso dejó de existir. Hoy, en las universidades rusas (por lo menos, en Moscú y en San Petesburgo), los estudiantes que viven en sus dormitorios -que son la mayoría-, sólo tienen de dos sopas: o se preparan su comida en las cocinas comunitarias (las cuales no cuentan más que con agua corriente y gas en las estufas -no en todos hay refrigerador; y, si no lo hay, el estudiante compra uno pequeño para su cuarto, o hereda el del inquilino previo-), o adquieren alimentos preparados en alguna cafetería (cuyos precios, dentro y fuera de las instalaciones, son los mismos; es decir, no hay subsidios en ese rubro).
    Yo no conocí un solo caso de un estudiante que abandonara sus estudios superiores "por hambre". De hecho, el único caso de deserción que vi fue por causas vocacionales. Y esos estudiantes no eran, ni de lejos, ricos. Ni uno solo de ellos; muchos trabajaban (algunos de fijo; otros, en el verano), y los demás, hacían rendir lo que les llegaba de casa. La única queja que recuerdo es que, a algunos de sus profesores, la universidad les debía varios semestres de sueldo, por cuestiones de recortes presupuestales.
    Todos los estudiantes pagaban colegiatura (lo rusos tenían una "beca": pagaban más o menos el 25% de lo que se consideraba la colegiatura completa); ninguno tenía un pase especial para el transporte público; la rebaja para estudiantes en teatros y museos era del cincuenta por ciento. Según me informan, de unos años para acá, la cosa sigue igual.
    Hasta donde pude ver, esos estudiantes -la mayoría, con una formación básica y media superior sorprendentemente sólida- se preocupan más por sacarle el mejor partido posible a su educación, antes que andar logrando nuevas conquistas gremiales.

    Finalmente, está chido eso de que cumplir o no cumplir con nuestras obligaciones es cosa que a nadie le importa. ¿Cero responsabilidad es anarquía? Yo pensé que se llamaba desmadre.

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  12. Bueno bueno, ¿algo que no sea OTRA reivindicación de la precariedad como modo de vida más deseable?
    No es raro que en países con sistemas de redistribución del ingreso como el ruso, que hasta donde yo sé, es progresivo como en casi toda Europa, se pague colegiatura en las universidades públicas. Déjame aclararte una cosa, por si no te habías percatado: aquí en el tercer mundo eso no existe, una manera de perdonarles a los empresarios el impuesto progresivo es no cobrando colegiaturas. Unas por otras, así es en todo el mundo (menos en China). Yo no sé si alguna vez te hayas subido a una combi, o hayas usado el metro entre Pantitlán y Tepalcates, habrás advertido que no tiene nada que ver con el transporte público ruso.

    Lee bien. No dice cero responsabilidad, dice que esa responsablidad corra a cargo de uno mismo.Uno que es estudiante, uno que es trabajador, uno que es hijo, hermano o padre... uno que forma parte de comunidades en función de las cuales entiende sus responsabilidades. Eso sí vato, eso sí es anarquía; que no te confunda el camarada Stalin, estás parafraseando a Bujarin, a quien se supone que deberías de odiar.
    Salud.

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  13. Por supuesto, todo discurso tiene su carga de mensajes implícitos. Sin embargo, eso no da derecho a suponer que cualquier cosa se puede deducir de un discurso dado. Por ejemplo, yo mantengo que no se puede traducir mi comentario como una apología de la "precariedad". Yo, lo que he dicho -entre otras cosas-, es que creo tener argumentos para afirmar que cierto objetivo (adquirir una buena educación universitaria) se puede conseguir a pesar de no contar con una alimentación garantizada por el estado. Que eso haría las cosas más fáciles, es evidente; pero no es indispensable. Lo que sí es indispensable -creo- es tener a la mano una universidad. Precisamente esto es lo que, a mi parecer, tienen muy claro los estudiantes rusos: saben que si se montaran en su macho de tener comedores gratuitos, lo más probable es que la mitad de sus universidades cerrarían, en automático, sus puertas. Y, entonces, ¿qué se ganó?. Ni torta ni educación.
    Y entiendo muy bien que usted no dijo "cero responsabilidad", sino "cero rendir cuentas"; lo cual, sobre todo en nuestro contexto, equivale a lo mismo (¿o me va a decir que acá todo mundo "entiende sus responsabilidades" y las cumple?)
    En combi viajé varios años, casi a diario; y hay algunas líneas de metro que me sé de memoria. Y puedo decir que las únicas diferencias sustanciales que encuentro entre esos medios de transporte, aquí y en Rusia, es que allá prenden la calefacción en invierno, y son -en relación con los sueldos que allá se pagan- más caros (probablemente, el gasto de combustible en calefacción tenga algo que ver).
    Y será "una cosa por la otra", pero yo, el único resultado que le veo a no cobrarles un céntimo por su educación a los estudiantes que no tendrían dificultad en pagar colegiatura, es el de quitarle a la UNAM la posibilidad de adquirir más recursos, que bien podría emplear en apoyar a los estudiantes de menores ingresos.

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  14. Yo nunca he negado que "(adquirir una buena educación universitaria) se puede conseguir a pesar de no contar con una alimentación garantizada por el estado.", eso está clarísimo, yo lo sé porque digamos que es un hecho de mi cotidianeidad. Lo que cuestiono es lo deseable y lo justo de esa prácitca. Porque yo, de hecho, viajo en combi de dos a seis veces al día, hago el tianguis cada domingo y como en psicología sólo los viernes. Quien llega a su universidad en camioneta con chofer y guaruras, gasta cientos de pesos en cada comida y no sabe lo que es ya no pisar un tianguis, sino un supermercado, piensa muy poco en estos temas. Pienso que hay algo de injusticia ahí, que él l no ha tabajado en su vida más que yo, ni su padre más que mi madre, y aún si lo hubieran hecho me parecería cuestionable. Pues bien, el gobierno ruso medio resuelve esa cuestión cobrándole a los ricos más impuestos que a los pobres, lo que permite que éstos últimos puedan pagar la colegiatura y también la comida. No es tan complejo. No es que los estudiantes rusos "no quieran" montar el borlote, es que no piensan en ello porque es un problema resuelto de antemano.
    Ese problema no está resuelto aquí, y, por el contrario, se agrava cada día. ¿Ya vieron su recibo de luz?, ¿cuánto pagan al mes de internet y teléfono?, ¿ya habrá advertido Alfredo que la ley del ISSSTE le ha vetado una jubilación que le permita pagar la colegiatura de sus nietos si algo le pasa a sus hijos?, ¿ya revisaron el contenido de la reforma laboral en ciernes?, o para no irme tan lejos, ¿has notado cuánto cuestan los libros españoles, que son los que más usamos, supongo, en la facultad? Esos son los datos objetivos, la fantasía basada en un anecdotario más bien burgués dice: no es cierto que haya deserción por falta de recursos. Ustedes perdonarán, pero mientras no muestren cifras que prueben esa afirmación, no me parece que pueda resistir ningún análisis serio de la situación del país y de la distribución de la riqueza en su interior. Es cierto que hasta ahora, habemos quienes podemos sobrellevar esa situación, mi pregunta sigue siendo si es justo que nosotros "sobrellevemos", mientras que unos pocos no tienen una sola preocupación de orden material.
    ¿Más recursos a la UNAM?, ¿Qué tal impuestos progresivos?, ¿qué tal reducciones de sueldos a funcionarios?, ¿qué tal si dejan nuestros bolsillos en paz, o quiéren otra huelga? No se trata de "apoyar a los que menos tienen", con el dinero de los que sí tienen. Eso se llama caridad y se llama clientelismo. Se trata de educación pública como derecho igual para todos sustentada por un sistema fiscal justo basado en la distribución equitativa de la riqueza producida por todos.
    Y lo de las responsabilidades pues es, sanamente, muy subjetivo. Pienso que el sentido de la eduación no es unívoco, y que en todo caso a quiénes habría que rendirle las cuentas serían representantes de un proyecto social con el que estudiante puede no estar de acuerdo. Parte del proceso educativo consiste en hacerse de una idea del mundo y de lo que se quiere que éste sea, el ejercicio libre de este proyecto es responsabilidad de cada quién. Yo, francamente, prefiero que haya muchos irresponsables a un aparato de control, como el CENEVAL, que condicione el empleo a una tendencia particular, como sería también odioso un control del tipo estalinista de las Universidades.
    Salud.

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  15. Yo he llegado a pensar que, efectivamente, el sentido de responsabilidad individual es, por así decirlo, la "última línea de defensa" de la civilización -tremenda palabra, es cierto, pero es la única que me ha parecido apropiada-. El nombre que le doy es el de "honor"; probablemente, resultado de la influencia lingüistica del campo donde, más o menos, me muevo); pero me parece que la cuestión de la nomenclatura, por el momento, es irrelevante. Creo que hay ahí un punto de contacto entre lo que usted y yo pensamos; y creo, también, que es un campo fértil de exploraciones que valdría la pena seguir abordando. Por el momento, sin embargo, temo que la extensión de esta serie de intercambios ya ha alcanzado una (literar) longitud un tanto más allá de lo cómodamente manejable.
    Por eso, interrumpiré aquí mis comentarios; sólo esperando tener la oportunidad futura de poner a su consideración -y a la de todos los presentes- alguna cosilla de las que barrunto cuando me pongo a reflexionar en materia política.
    Hasta entonces, y como usted bien dice, salud.

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  16. Ah, jijos... por desatención escribí "literar" (en lugar de "literal") y dejé, por ahí, un paréntesis tristemente huérfano. Me disculpo.

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