domingo, 26 de octubre de 2014

Buena idea, mala idea

Amiguitos, si queremos manifestar nuestro descontento social, es importante procurar hacerlo sin causar el descontento de otros... por algunas razones que no vienen a cuenta aquí.

En ese sentido, presentamos... 

Buena idea: Pegar carteles en la institución de nuestra preferencia, que no dañen las instalaciones y cuya remoción sea sencilla:



Mala idea: Realizar pintas con consignas gastadas y que de cualquier forma ya nadie lee (salvo por curiosidad) en los lugares de siempre, ¿cuántas consignas habrá ostentado ese puesto de tortas ya?





Testimonio visual, marcha del 22 de Octubre de 2014

A continuación testimonio recabado en la marcha del 22 de Octubre, con motivo de los sucesos violentos -e inaceptables- acontecidos en Ayotzinapa.
Llegué al Ángel de la Independencia alrededor de las 16:00 horas, puede observarse un buen número de contingentes involucrados.













Las pintas no se hicieron esperar, ¿esto es absolutamente necesario?:






















Anarquista intentó, sin éxito ni aprobación del pleno de manifestantes, incendiar una bandera de los EE.UU







Continuó la marcha con cantos característicos:




Aquí una comparativa entre 5 de Mayo y Madero, mientras que en una la marcha estaba a todo su poder, en la otra calle era un día común y corriente como cualquier otro.



Si pueden apreciar, al final de la marcha, casi todos los graffitis y "mensajes" ya habían sido borrados... La ciudad pareciera a prueba de marchas. 






En los días por venir, y considerando las acciones por tomar es pertinente preguntarse ¿qué beneficio reportan?, ¿es necesario detener nuestras actividades para llevar estas otras a cabo?, ¿qué otras iniciativas podemos promover?

Para Auditorio Justo Sierra reportó El Jefe

jueves, 23 de octubre de 2014

Ayotzinapa, no

Me basta pensar en la suerte de los miles de niños que cada año pierden la inocencia y la vida en las rutas de la migración ilegal para darme cuenta que me es imposible entender y apoyar a aquellos que piden justicia especial para los desaparecidos de Guerrero. Para mí, no hay ninguna razón en absoluto que justifique darle una mayor prioridad al esclarecimiento de los crímenes cometidos en contra de esos estudiantes, que a la localización de cualquiera de los menores de edad abandonados por sus irresponsables familiares, o enviados a cruzar la frontera por sus propios medios. En todo caso, ya que lo pienso, esos niños sí son, sin lugar a dudas, víctimas inocentes e involuntarias, algo que, al menos yo, no podría afirmar de los normalistas.

En segundo lugar, no puedo solidarizarme con un movimiento visceral y absurdo. Un movimiento que pide justicia y al mismo tiempo desea venganza, y un movimiento que acusa a todos los órdenes de gobierno, al estado en su totalidad, de perpetrar crímenes de lesa humanidad, pero no ofrece ninguna prueba y, lo que es peor, demanda -y, aparentemente, de verdad espera- que ese mismo "aparato represor" se encargue de identificar y castigar a los culpables.

Por último, me queda claro que sólo por ignorancia o mala fe se puede afirmar que los estudiantes fueron agredidos y secuestrados por ser activistas políticos, defensores de un supuesto modelo educativo o proyecto social alternativo. Si eso fuera cierto, hace muchos años que la Normal Isidro Burgos habría desaparecido, pues gracias a los métodos de lucha de sus alumnos, ninguna autoridad "sedienta de sangre" de estudiantes podría quejarse de falta de pretextos para reprimirlos con lujo de violencia. Si los poderes locales desataron en contra de ellos toda su capacidad destructiva, es obvio que no fue por su ideología "socialista" o su postura "globalifóbica" -ninguna de las cuales podría fácilmente admitir un grado mayor de radicalización-, sino, muy probablemente, como reacción a una agresión directa -y gratuita- en contra de sus intereses.

Así pues, a esa "solidarización forzosa" a la cual los paristas pretenden condenar a la comunidad universitaria yo digo: no, no y no.

Y diré algo más: la situación de Guerrero, como la de, por desgracia, buena parte del ámbito rural mexicano, me consterna, por supuesto que sí, pero yo creo que es estúpido tratar de explicar la cosa como el resultado de la acción de un gobierno malo y astuto -venido del espacio exterior, lo más probable- sobre un pueblo tarugo pero bueno, y que, si de algo podemos estar seguro, es que nada positivo puede salir de muestras huecas de solidaridad y demandas desquiciadas.

El problema, como yo lo entiendo, es que en sitios como los municipios de Iguala y Ayotzinapa la violencia se ha convertido en la moneda política corriente, usada, por igual, por gobernantes y gobernados, y la verdadera solución es sacarla de circulación, para lo cual no sirven ni una mega marcha ni diez mil paros.

Un cambio cultural de la magnitud requerida no se puede hacer a distancia ni instaurar por decreto. En primer lugar, debe de existir el deseo de superar el desgobierno en al menos una porción significativa de la población. Después, se necesita que gente nueva llegue a involucrarse en los problemas de la región para ofrecer otras soluciones y, sobre todo, una perspectiva menos viciada por conflictos añejos. Y en último lugar, es indispensable extinguir el poder del narco con la única medida de efectividad garantizada: la eliminación de la demanda.

Para mí, o se hace esto, o seguimos jugando a culpar de todo al "estado" y a los "indiferentes", y nos razgamos las vestiduras -lo más públicamente posible-, mientras todo sigue igual.

martes, 6 de mayo de 2014

Gestión políticamente correcta del patrimonio cultural: eso también es la universidad

Más que deseable es necesarísimo, y todavía más que eso, es sumamente urgente solicitarle al Vaticano que inicie el proceso de canonización de la UNAM, por ser la única institución educativa en el mundo —me atreveré a decir sin temor a equivocarme— capaz de obrar prodigios y milagros. ¿No me quiere usted creer? Simplemente considere el caso de la licenciatura en "desarrollo y gestión interculturales" —así como lo oye—, una carrera, en el mejor de los casos, técnica pero universitaria, inútil pero pretenciosísima y, a pesar de ser absurda, reconocida por la SEP e impartida en la Facultad de Filosofía y Letras. Sin lugar a dudas, sólo en una universidad dotada de poderes sobrenaturales puede uno esperar que se produzca tal armonización de irreconciliables contrarios.

Sólo en la UNAM.

Sin duda, la parte más pesada de la carrera: las prácticas de campo.
Y por si esto fuera poco, nuestra universidad nacional refrenda, además, su vocación de Robin Hood a la inversa, como lo prueba el enorme presupuesto que cada año se habrá de ejercer con el muy loable objetivo de dotar con un "super pasatiempo", absolutamente gratuito, a los niños fresas y a sus mamás —esas "señoras de segundo aire" que diría un profesor de literatura—. 

Pero si la cultura... es una monada.
Ahora, yo me pregunto, ¿dónde está la okupa, la anarquia —mi contestataria grafía, si me permiten—, la fufufyl? ¿Dónde carambas está Chalo, aunque sea, por vida de Dios? ¿Cómo es posible que hasta el momento nadie, entre todos aquellos que se la viven descubriendo complot tras complot en contra de la "universidad popular" y a favor de la "mercantilización" de la educación, haya notado la aparición de esta carrera nice en plena Facultad de Filosofía y Letras?
 
¿A poco no es bonito que la juventud dorada cada vez se sienta más en casa en la UNAM?
A ver, estimados sociólogos y politólogos de huarache, calzón de manta y iPhone en el orgánico morral, ¿a qué les suena la frase "gestión del patrimonio cultural y mediación intercultural"? Yo, que soy derechista, burgués, pro capitalista y cosas peores, no me espanto con la idea de que se obtengan beneficios económicos de una zona arqueológica —siempre que se respeten ciertas normas, mas eso es asunto para otra entrada—, PERO USTEDES SÍ. ¿Entonces? ¿O es que la izquierda, que lo acepta y justifica todo, mientras así lo indiquen sus líderes (in)morales, ya aceptó que, siempre sí, las comunidades indígenas son incapaces de hablar, entre sí y con sus connacionales mestizos, sin mediación, y, de igual manera, que tampoco pueden administrar por sí solas los bienes culturales que, supuestamente, les pertenecen?

Estudios recientes han demostrado que ningún pueblo o comunidad sabe cuál es su patrimonio cultural —o qué demonios puede hacer con él— hasta que no se lo explica un licenciado fresa de la UNAM.
Más preguntas: si se supone que van a formar especialistas en interculturalidad mexicana, ¿dónde está el estudio serio —a nivel licenciatura, vaya— de la historia y la geografía de nuestro país? Peor aún, ¿por qué no se les exige que adquieran siquiera un idioma indígena?
 
Fuera de obtener el salario de un secretario de cultura o de turismo, la mayor ambición de estos jóvenes idealistas es el reconomiciento  de sus hermanos indígenas
Y, por último, la cereza en el pastel: los futuros licenciados podrán obtener su titulo presentando un "informe académico por servicio social". En otras palabras, después de tres años —o cuatro, pues también hay chance de llevársela tranquila— de pasar materias de chocolate —"Cultura y sociedad", "Economía de los bienes culturales"—, los alumnos más apapachados de la UNAM ni siquiera tendrán que preocuparse por mal escribir una tesis de treinta páginas.
Lo dicho, sólo en la UNAM.



Otra opción educativa universitaria que ofrece perspectivas laborales personalizadas, adecuadas al perfil socioeconómico de cada aspirante.
Si quiere saber más de este fascinante proyecto educativo, consulte la Oferta Académica correspondiente publicada por la UNAM.

Testimonio en video