domingo, 24 de octubre de 2010

Consulta sobre las necesidades de... ¿quién?

Hace un par de semanas un grupo, autodenominado “la asamblea estudiantil de la FFyL” realizó una consulta para intentar legitimar sus demandas, que según ellos son “las necesidades de la FFyL”.

Punto número 1: ¿Estás de acuerdo en que la alimentación de los estudiantes no debe ser motivo de lucro y por lo tanto debemos tener acceso a un comedor subsidiado de bajo costo?

Esta pregunta es una de las clásicas trampas de argumentación en la que se pregunta si uno está de acuerdo con dos cosas a la vez. En primer lugar se pregunta si se está de acuerdo con que “la alimentación de los estudiantes no debe ser motivo de lucro” y con que “debemos tener un comedor subsidiado de bajo costo”. Para todas las preguntas había como alternativas “sí”, “no” y “no sé”. Responder “sí” era estar de acuerdo con ambas cosas. Responder “no” puede significar cuando menos, una de tres cosas: que no se está de acuerdo con que la alimentación sea motivo de lucro, o que no se está de acuerdo con la propuesta del comedor subsidiado, o ambas. El problema es que entre más ambiguo quede la opción que no es acorde con la consigna de la asamblea, mejor. La tercera opción: declararse ignorante “no sé”.

Además: no es una mera conjunción de premisas la que se ofrece al juicio de los votantes. La pregunta contiene el contundente “y por lo tanto”. Es decir, no meramente se nos pregunta si estamos o no de acuerdo con el contenido de ambas proposiciones, el punto fuerte es que se nos pregunta si estamos de acuerdo con la validez del argumento “la alimentación no debe ser motivo de lucro… por lo tanto debe haber comedor subsidiado”. Tan fácil entonces como negar la validez del argumento (que claramente es inválido). Sin embargo, los tintes retóricos a los que recurren los asambleístas salen al quite (si bien son demasiado sobados y nadie con un gramo de seriedad se los tragaría): parten de una “verdad evidente” que sería negar que la alimentación estudiantil sea "motivo de lucro", para intentar conectarla con algo que en teoría pocos rehusarían: alimentos a bajo costo. Sobra mencionar lo cuestionable de la hipótesis de la asamblea (que perdonando la pésima redacción) podría interpretarse como “el fin de un establecimiento de alimentos en la universidad no debe ser el lucro, sino satisfacer las necesidades del estudiante”. Claro, en la universidad de México tiene que pasar lo que no ocurre en ninguna otra parte del mundo: que un negocio de alimentos no sea negocio. Perdónenme, pero hasta la señora de los tlacoyos en uno de los accesos a CU requiere de plusvalía. Lo que los asambleístas piden entonces es una limosna.

Pregunta 2: ¿Estás de acuerdo en que las fotocopias, por ser un servicio indispensable en la labor de los estudiantes, tampoco deben ser motivo de lucro y por lo tanto debemos contar con un servicio subsidiado?

A ver: ¿ninguna cosa o servicio que sea necesaria para el estudio debe reportar ganancias económicas al proveedor del producto o servicio? Entonces ¿qué esperan los asambleístas para tomar por asalto Gandhi, El sótano y FCE? No merece mayor comentario la presunta implicación lógica entre la necesidad de ciertos materiales para el estudio y la necesidad de un servicio de fotocopiado subsidiado. Si parte del costo de cada fotocopia ya no correrá por parte del fotocopiante sino por cuenta de la Universidad, entonces estamos ante dos escenarios: la Universidad paga al concesionario la parte del dinero que no paga el usuario del servicio y entonces la Universidad gasta cuantiosos recursos en remunerar los costos de producción al  prestador del servicio, o la Universidad maneja el servicio de fotocopiado y ahora pierde recursos por partida doble: lo que le pierde al gasto en materiales y lo que le pagará a los empleados (que por supuesto estarán bien sindicalizados). Una importante cantidad de dinero que pudo ser mejor utilizado y todo por querer ahorrarnos a toda costa 5, 10 o 20 centavos por hoja. Muy racional la propuesta.

Pregunta 3: de risa loca ¿Estás de acuerdo en que el servicio de la biblioteca es insuficiente para la facultad y por lo tanto es necesario actualizar y mejorar el acervo, así como abrir más plazas para trabajadores de la misma?

Hasta la pregunta dos se había disimulado bastante bien que las demandas podían corresponder a los poco meditados puntos de vista de una asamblea estudiantil. Pero ¿Dónde rayos está la conexión entre tener un acervo actualizado, mejorado y suficiente, y “abrir más plazas para trabajadores de la misma”? La mano que mece la cuna.

Aquí sólo cabría mencionar que antes de pedir más y más gasto para la biblioteca debemos, como usuarios, practicar un uso racional de lo que tenemos, pero ello merece extenso comentario aparte. Los que de verdad usan la biblioteca y a quienes realmente les resulta insuficiente para su labor académica saben a qué me refiero.

Pregunta 4 y 5: pasado mañana.

 Adivinanza: ¿cuál es una de las caras más nefastas de la negligencia en la UNAM? (puede haber más de una respuesta, por desgracia, a esta pregunta).

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